¿Cómo elegir una funda nórdica?

Una buena ropa de cama es esencial para un sueño reparador, por eso se recomienda un juego de sábanas de calidad, hecho en una tela refinada. Según tus gustos, puedes elegir una funda nórdica de tela natural. 

El algodón puro es adecuado para todas las estaciones: en invierno se adapta a la temperatura del cuerpo y retiene el calor. En verano es capaz de absorber la humedad, a diferencia de los materiales sintéticos. Tenga en cuenta que cuanto más apretado sea el tejido -a partir de 57 hilos/cm2- más suave y duradera será la funda nórdica de algodón. Se habla de percal de algodón cuando el tejido está compuesto por más de 80 hilos/cm2. Es fácil de cuidar y ofrece un aspecto suave para una sensación de bienestar. Por último, el satén de algodón, con 120 hilos/cm², garantiza un material suave, flexible y sedoso, cómodo tanto en verano como en invierno.

La franela, originalmente hecha de lana, es hoy en día generalmente hecha de algodón. Su tacto suave la convierte en un producto muy agradable.

Una funda nórdica de lino lavado es conocida por ser fresca en verano y cálida y acogedora en invierno. Este tejido natural y noble, que garantiza una regulación térmica eficaz, tiende a volverse más suave con cada lavado.

La malla es una mezcla  de lino y algodón sano y absorbente, fresca en verano y cálida en invierno.

La funda nórdica en bambú está hecha de una fibra vegetal cómoda y naturalmente antibacteriana.

Para todos los amantes de bonitas telas y de decoración a la moda, los diseñadores de ropa de cama se desviven por ofrecerles ropa de cama de moda y una amplia gama de materiales para que cada uno pueda encontrar la que más le convenga.

Entre las novedades, la funda nórdica de gasa de algodón, su tejido suave y naturalmente arrugado hace superfluo el planchado y aporta un pequeño toque retro al dormitorio.

Los materiales más responsables también se están haciendo notar desde hace varios años. En la actualidad existe una amplia oferta de fundas nórdicas de algodón orgánico.

Empieza por elegir un tamaño de relleno nórdico adecuado. Debe ser más ancho que el colchón, para que sobresalga de unos 30 a 40 cm por los bordes. Luego todo depende del comportamiento al dormir, si le gusta acurrucarse en las sábanas, si duerme en pareja o solo, etc.

Una vez elegido el edredón, el siguiente paso es elegir la funda adecuada. Una funda demasiado pequeña tenderá a comprimir el edredón y crear un relleno incómodo; un modelo demasiado grande dejará secciones de tela volando por ahí, y la retención del calor ya no estará garantizada. Por tanto, la funda nórdica debe ajustarse a la forma del edredón.

Por ejemplo, para una cama individual, elija una funda nórdica de 140 x 200 cm. Para una cama de matrimonio con una anchura media de 160 cm, puede elegir una funda nórdica de 220 x 240 cm, que dejará un bonito voladizo a cada lado. En este caso, elija una sábana bajera de 160 x 200 cm y una sábana bajera de 240 x 300/310 cm. Para una cama king size (180 cm de ancho), la funda nórdica debe medir al menos 260 x 240 cm.

Existe una amplia gama de opciones en lo que respecta a las fundas nórdicas para adultos. Pero también hay una amplia gama de opciones para todos los miembros de la familia, así que no dude en complacer a todos eligiendo sábanas que se adapten a sus gustos. Las fundas nórdicas para adolescentes suelen ser gráficas y coloridas. Los colores lisos son una apuesta segura para los padres, pero los jóvenes se decantan más por los conjuntos estampados. Los más pequeños no se quedan fuera, la funda nórdica infantil viste y da personalidad a su dormitorio.

La comodidad es esencial, pero no hay que olvidar la estética. La ropa de cama es el elemento central de un dormitorio, el que marca el tono y decora la habitación. Debe estar en consonancia con el estilo de cada uno. En la actualidad existe una amplia gama de conjuntos, desde fundas nórdicas lisas o bicolores, hasta estampados de algodón o motivos geométricos.

Las últimas tendencias de decoración se centran en los estilos desiguales. Puede elegir un juego de almohadones y cojines travesaños y un edredón de otro color. El truco consiste en combinar los colores con elegancia o jugar tono sobre tono con un gris azulado delicado seguido de un azul turquesa más dinámico.

Cuando elijas los colores, recuerda mantener el equilibrio con el color de la habitación. Si las paredes ya son de color, mantén la armonía con láminas en un tono suave, como el topo, el beige blanco, el rosa viejo o el gris perla. Por otro lado, en un entorno sobrio, deja que el color entre. Puedes elegir entre el rojo, el azul índigo o el violeta, que resultan muy elegantes en un dormitorio para adultos. No olvides que para una noche tranquila, la elección de los colores es esencial: los colores pastel o fríos favorecen la relajación. Si le gustan los colores cálidos, opte por un juego de sábanas en color ocre, amarillo o carmín para la temporada de verano.
 

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